Necesitamos vivir con belleza
Cuando todo parece hacerse por estética, siempre hay lecturas que nos recuerdan que la belleza y el arte están en este mundo por un sentido mucho más importante que la contemplación.
Hoy os dejo un fragmento que despierta esa perspectiva.
Semir Zeki, profesor de Neuroestética del University College de Londres, cree que nuestra necesidad de belleza se encuentra en lo más hondo de nuestra biología. Sus investigaciones revelan que, con independencia de la fuente o de los estímulos sensoriales que intervengan en su percepción, la experiencia de la belleza va acompañada siempre de un patrón de activación neuronal singular.
Los primeros experimentos de Zeki fueron con personas a las que le hizo escuchar música y móstro obras de arte; entre ellas, un cuadro de Monet. Luego decidió ampliar su campo de investigación con una forma conceptual de belleza. Introdujo ecuaciones matemáticas “bellas” e incluyó a un grupo de matemáticos en su muestra. Los participantes reaccionaban a una amplia gama de imágenes visuales, música y ecuaciones.
Claude Monet (1840–1926), “Nenúfares” (ca. 1897–1899).
Óleo sobre lienzo.
Las experiencias de la belleza produjeron el mismo patrón de actividad en la corteza orbitofrontal media, la corteza cingulada anterior y el núcleo caudado, regiones del cerebro que forman parte de nuestro circuitos de placer y recompensa y que también están asociadas al amor romántico. Estos circuitos desempeñan a si mismo un paper en la integración de nuestros pensamientos, sentimientos y motivaciones. Están vinculados con nuestros sistemas de dopamina, serotonina y opiáceos endógenos y atenúan nuestras respuestas de estrés y miedo. Así pues, la belleza nos calma y reitaliza al mismo tiempo.
Sue Stuart-Smith, La mente bien ajardinada, pág. 141
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Arte · Belleza
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