Pensamiento

La infinidad de las montañas

Publicado el 15 de noviembre de 2025

Fotografías de Marta Oreja Villarcorta.

Texto de Belén Molina.

¿Puede verse una montaña desde cerca? ¿O cuando nos acercamos pasa a ser otra cosa?

Las montañas solo existen cuando estás lejos, como si el acercarse no permitieran verlas, dejasen de estar y se comenzarán a transformar en otras partículas, elementos que se superponen y que le dan forma.

De lejos, una montaña, de cerca tierra, arbustos, hormigas, escarabajos, conejos, perdices, agua, barro, rocas y sedimentos.

Podemos decir que las montañas solo existen cuando no estás en ellas, que no existen por sí mismas, únicamente cuando están en un paisaje.

¿Puede existir un paisaje sin montañas?¿Dónde acaba el paisaje?

Existen partes de las montañas que no se pueden recorrer por las personas, solo la imaginación es capaz de imaginar lo que puede haber allí. La mente entonces comienza a completar y a realizar un mapa que no es real, pero tampoco podemos decir que es ficticio. 

Se forman a través de formas, formas que son caprichosas, que nunca se han creado, pero tampoco han cambiado, solo se han sedimentado una tras otra, como una capa superpuesta, movimiento y el largo paso de los seres vivos que habitan en ellos.

¿Cuántas formas diferentes podrán existir? ¿Cuántos seres vivos habitan en cada lugar llamado montaña? ¿Cuánto tiempo y tiempos han pasado para que lleguen a ser así? 

Cada estación impregna su tonalidad en la montaña, no solo por el cambio de su vegetación, que es evidente que se transforma, sino que existe un cambio en toda ella. 

Los atardeceres del verano son naranjas, lucidos, teñidos por completo y en muchas ocasiones coronados por el sol que empieza a dejar salir a los que se ocultaban.

Pero a finales de agosto, cuando ya han caido las primeras tormentas que anuncia el otoño, aparece una nueva luz, amarilla, tranquila y sosegada. Parece entonces que la montaña empieza a saber que se ha acabado el tiempo de supervivencia, el miedo a morir en un incendio y que tras esas gotas podrá comenzar a maternar nueva vida en su interior.

Pero cuando este clima cambia, el sol se empieza a ocultar, sobre nubes, bajo el cielo. Las montañas se empiezan a transformar en algo frio, a veces azules, se difuminan, comienzan a ser sombras que parecen en la lejanía, aún más lejos, más inalcanzables. 

Van perdiendo su color hasta transformarse en algo blanco que desaparece en los días de niebla

¿Se transforman los habitantes de la montaña o es solo la luz y las nubes dejando su sombra bajo ellas? 

La montaña es al mismo tiempo comienzo y final. Es un todo y un nada. Seres que se alimentan de ella, pero también la moldean y la destruyen para volver a construirla. 


No es un todo o un nada, no existe por sí misma si no está bajo un cielo y sobre una tierra.

Son capas, son seres, son estaciones, son lluvia, son sol y son temperatura, aunque para nosotros solo sean formas que se dibujan desde lejos.

Montaña de albolote

Marta Oreja Villacorta

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Naturaleza